Hostosiano: Recibe un saludo y un abrazo en éste nuestro vigésimo quinto aniversario. Espero que este sea un nuevo comienzo; una nueva oportunidad para lograr nuevas metas en nuestra vida y que los años por venir traigan consigo la realización del sueño de un mundo donde haya paz y justicia. Que se consiga el antídoto para el rencor y el odio. Que el perdón encuentre una razón de ser. Que se multipliquen los panes y los peces para que todos podamos comer. Que se sanen las llagas de los que sufren a causa de la marginalización. Que el muro de la mentira se caiga y que no se vuelva a levantar para que no nos separe de nuestros semejantes. Que la violencia no sea justificada por la democracia y la libertad ni por cualquier otra mentira. Que no vuelva a caer ninguna otra vida a causa del poder de los poderosos y que se levanten los que han muerto sin justicia. Que los ricos encuentren la riqueza espiritual de los pobres para que dejen de alimentarse de su sangre. Que los pueblos consigan al fin la dignidad que les pertenece y que los que invaden se contagien de paz y de amor al pisar el suelo de los invadidos. Que ambos compartan su pan en lugar de sus balas. Que el Cóndor no se vuelva a dejar engañar por el Águila Calva. Que los que tienen sed beban y los que tengan hambre coman. Que la generosidad no sea fruto de nuestro altruismo sino de nuestra condición de ser humanos. Que los enfermos sanen y que los esclavos sean libres para que la vida no les duela tanto. Que la arrogancia se convierta en humildad para que todos seamos iguales. Que la religión por fin nos dé la salvación y que deje de servir a algunos lobos que asedian a las ovejas desde lugares altos. Que Dios llegue antes del juicio final y que se apiade de nosotros. Que el arte, la música, y la poesía sean realmente de todos y no solo de los virtuosos y los ricos. Que el maestro descubra el derecho que tenemos todos a recibir una buena educación y que humildemente pueda pasar la lumbrera que a él se le ha confiado. Que el sanador sane y que no se enferme de avaricia y arrogancia. ¡Que la felicidad no sea un privilegio y que sea gratis! Bueno, creo todos podemos pensar en muchos otros deseos. También creo que la fe mueve montañas cuando es compartida, así que hagámoslo juntos. Un beso y un abrazo a todos, Carlos Rubén Martínez Rosado.